Conociendo la Tierra Brava de los Huacrachucos
   
 
  EL ZORRO Y EL ZORZAL
EL ZORRO Y EL ZORZAL
(Cuento)
 
En una frígida puna, junto a un peñasco, vivía una pequeña familia de zorros. Tenían por residencia una cueva espaciosa y ambos padres solían velar por el sustento del hogar.
Cierta noche, cuando el zorro se fue de largo viaje, ella, la reina del hogar, salió a buscar comida para sus cachorros. En aquella oscuridad le salió al encuentro un grupo de perros, dejándola malherida.
Cuentan que desde aquella vez, él, salía solo a buscar el pan del día.
En una ocasión llegó a una aldea, queriendo saborear gallinas esta vez, ingresó a un corral, al que se podía entrar con facilidad, siendo la salida un dolor de cabeza. Para desgracia del zorro, el grito de las gallinas despertó a doña Ruperta, quien provista de palos y piedras fue al corral. Aquella noche, después de tanta paliza, el zorro dejó caer sus ojos al suelo llenos de lágrimas, arrepintiéndose de sus andanzas. Cuando los palos le seguían cayendo, el zorzal se despertó y comenzó a protestar con silbidos. Aquella noche se unieron todas las aves del campo en tan necesario reclamo; al que doña Ruperta, pensando que serían sus vecinos, dejó libre al zorro.
Nuestro amigo, tambaleando y con heridas en el cuerpo, la cara hinchada y arrastrando una pierna fracturada, iniciaba el regreso a casa. Al verlo pasar desfigurado y maltrecho, el zorzal de pie en una rama, preguntó de lo ocurrido. Contestó el zorro, diciendo que como no tenía terreno para sembrar ni animales que criar, por mi pobreza - musitó - he venido a robar unas cuantas gallinas a fin de alimentar a mi familia. El zorzal como siempre, atento y solidario, le ofreció su ayuda para cualquier situación que lo requiera.
Por algún milagro, el zorro pudo llegar a casa; grande fue la sorpresa para los pequeños al ver al jefe del hogar apaleado y sin comida, de pronto toda la humilde cueva se trocó en llanto y sufrimiento.
Durante un mes la familia se alimentó de unos cuantos insectos y raíces que fueron provistos por los pequeños. Hubieran preferido que el peñasco les cayera encima y quizás así solucionar la gran crisis.
Al fin, pudo caminar y pensar en la forma que debería encarar el problema. Salió al campo y llamó a su amigo. Enterado del problema y la necesidad, el zorzal ofreció ayudarlo a buscar un trabajo.
A lo lejos, detrás de una cordillera, había un asiento minero y el gerente era muy amigo del quenista de terno negro.
A la despedida del sol llegaron los amigos, la gente, otros asustados o burlones decían ¡Ahí va el ladrón! Algunos quisieron apedrearlo, pero ellos caminaban serenos y a pasos firmes, impresionando a la gente.
Al día siguiente, a primera hora visitaron la oficina del gerente, quien les recibió con mucha amabilidad y preguntó por los pequeños. Tras intercambiar algunas bromas y sonrisas, el gerente se puso a la orden de su amigo plumífero. Entonces, él, le indicó que su acompañante el zorro enfrentaba un gran problema económico, que requería con urgencia un trabajo. El gerente se rascó la cabeza, dejando caer algunas canas al piso, tratando de buscar un trabajo apropiado y no lo conseguía. Le preguntó si sabía manejar perforadora, volquete o activar explosivos, a lo que el zorro contestó negativamente. ¡Al parecer no había trabajo para nuestro amigo “Wallpa suhua”!
Intervino el zorzal, como siempre oportuno e inteligente, diciendo que tenía el trabajo apropiado. Refirió que el zorro bien podía desempeñarse en el “servicio de inteligencia”, desbaratando la banda de delincuentes y la mafia de corrupción existente.
Como él, mejor que nadie, conocía los secretos del robo y la corruptela, logró acabar con estos bichos raros y hacerse merecedor de muchos reconocimientos, fama y dinero.
 Desde entonces, el zorro a viajado extensamente y ofrece conferencias en todo el mundo, sobre: “Estrategias para Triunfar en la Vida” y de “Cómo Luchar Efectivamente Contra la Corrupción”.

Conociendo más el Perú: Huacrachuco
 
Marañón es una bella provincia, de posibilidades y sueños crecidos; de gente hospitalaria, laboriosa y muy amante de las cosas de Dios. Su hábitat conforma espacios vitales poco explorados e investigados con seriedad y profesionalismo.
 
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